Mientras navega, escuche la HJCK
Matriz: http://www.hjck.com/
.
Febrero 17, 2009. Año 9.
Director y compilador: Gabriel Ruiz A. E-mail: ntcgra@gmail.com
+++
Archivos (27 números anteriores): NTC … 296 / NTC … 295 / NTC … 294 / NTC … 293 / NTC … 292 / NTC … 291 / NTC … 290 / NTC … 289 / NTC … 288 /POST, NTC … 287 / NTC … 287 / NTC … 286 / NTC … 285 /NTC … 284 / NTC … 283 / NTC … 282 / NTC … 281 / NTC … 280 / NTC …279 / NTC … 278 / NTC…277 / NTC … 276 / NTC…275 /NTC…274 / NTC … 273 / NTC … 272 / NTC … 271 / NTC … 270 / NTC … 269 (Jun. 26, 07) (los demás, por fechas, a la derecha).
.+++
Archivos (27 números anteriores): NTC … 296 / NTC … 295 / NTC … 294 / NTC … 293 / NTC … 292 / NTC … 291 / NTC … 290 / NTC … 289 / NTC … 288 /POST, NTC … 287 / NTC … 287 / NTC … 286 / NTC … 285 /NTC … 284 / NTC … 283 / NTC … 282 / NTC … 281 / NTC … 280 / NTC …279 / NTC … 278 / NTC…277 / NTC … 276 / NTC…275 /NTC…274 / NTC … 273 / NTC … 272 / NTC … 271 / NTC … 270 / NTC … 269 (Jun. 26, 07) (los demás, por fechas, a la derecha).
BLOGS COMPLEMENTARIOS ACTUALIZADOS
.
Febrero 24, 2009. Sugerencias de textos:
.
- El odio a los intelectuales –
Por FABIO MARTINEZ
(El Espectador. Martes 24 de febrero de 2009. Página de Opinión.)
http://www.elespectador.com/columna120882-el-odio-los-intelectuales
Por FABIO MARTINEZ
(El Espectador. Martes 24 de febrero de 2009. Página de Opinión.)
http://www.elespectador.com/columna120882-el-odio-los-intelectuales
---
Amazon: gracias por la crisis de los libros de papel (el Kindle 2)
Por: César Rodríguez Garavito , http://www.dejusticia.org/equipo.php?mode=hoja&id=8
Opinión 23 Feb 2009 - 9:06 pm
Por: César Rodríguez Garavito , http://www.dejusticia.org/equipo.php?mode=hoja&id=8
Opinión 23 Feb 2009 - 9:06 pm
---
Saramago descalifica “revolución” de las Farc
Entrevista exclusiva con el Premio Nobel de Literatura . Por: Nelson Fredy Padilla
EL ESPECTADOR , Paz 21 Feb 2009 - http://www.elespectador.com/impreso/paz/articuloimpreso120207-saramago-descalifica-revolucion-de-farc
+++
Queremos tanto a Julio . Por: Julio César Londoño
EL ESPECTADOR, Opinión 20 Feb 2009 - 9:46 pm
Entrevista exclusiva con el Premio Nobel de Literatura . Por: Nelson Fredy Padilla
EL ESPECTADOR , Paz 21 Feb 2009 - http://www.elespectador.com/impreso/paz/articuloimpreso120207-saramago-descalifica-revolucion-de-farc
+++
Queremos tanto a Julio . Por: Julio César Londoño
EL ESPECTADOR, Opinión 20 Feb 2009 - 9:46 pm
http://www.elespectador.com/columna120075-queremos-tanto-julio
+++
La responsabilidad del futuro . Por: William Ospina
EL ESPECTADOR Opinión 21 Feb 2009 - 10:00 pm http://www.elespectador.com/columna120141-responsabilidad-del-futuro
+++
El cuento: Fiesta del nocaut. Por Lina Vargas. ,
+++
La responsabilidad del futuro . Por: William Ospina
EL ESPECTADOR Opinión 21 Feb 2009 - 10:00 pm http://www.elespectador.com/columna120141-responsabilidad-del-futuro
+++
El cuento: Fiesta del nocaut. Por Lina Vargas. ,
http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2009_02_15_archive.html Colección de Poesía "Un libro por centavos" No. 44. Febrero 15, 2009
+++
'Vive tu cuento, escríbelo'. PREMIACIÓN .
+++
'Vive tu cuento, escríbelo'. PREMIACIÓN .
http://ntc-narrativa.blogspot.com/2009_02_19_archive.html - Concurso de Cuento. 2008-2009 , Biblioteca Departamental del Valle del Cauca. Cali
++++
++++
+++
--> Febrero 17, 2009
Novela. Seix Barral. Bogotá. Abril de 2008. 233 pp. Detalles del libro y la autora. Fragmentos de la novela. Diálogo-entrevista con NTC ... . Comentarios y crítca sobre la novela. Textos de y sobre la autora. Texto completo del cuento "Silencio de neón" (Premio Rulfo, RFI, París, 1999).
.
+++
--> Febrero 15, 2009
Premio Premio de Narrativa José María Arguedas , Casa de las Américas, 2009, La Habana
Detalles y textos sobre la novela, el autor y el premio. VER:
.
+++
Julio Cortázar, personaje en la HJCK
http://www.hjck.com/personaje.asp?id=761682 Allí texto y audio: Para conmemorar los 25 años del fallecimiento de Julio Cortázar, HJCK presenta el audio del programa “Diez escritores latinoamericanos y su tiempo”, dedicado al autor de “Rayuela”, realizado por la Emisora HJCK y Fundalectura.
+++
12 Febrero, 1809 - 19 Abril, 1882 . Homenaje y memoria de NTC ...
CONTENIDO: 1.- "Carlitos" un amigo de juventud de Darwin vivió, hasta hace poco, 30 años en Cali. Y "anda" por aquí … 2.- Darwin en la Universidad del Valle. Celebraciones y eventos. 3.- Darwin y el paisa Antonio Vélez … 4. Invitación a un crucero con Darwín … . Pasajeros del H.M.S. Beagle #3 , ¡a bordo! 5.- Las obras completas de Darwin y "todo" sobre él en internet.
VER:
---
.
+++
Harold Kremer , Director del Taller de Crónica Universidad ICESI
Colección "... a conocer el hielo ..." . Universidad ICESI. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Primera edición: Octubre 2008. 15.5 x 22.5 x 1.5 cms. 228 páginas
VER detalles del libro y prólogo, en:
.
+++
Escritores que "columnean"
.
“… un gran concurso de cuento para los estudiantes colombianos.
… hay que aplaudir la generosidad de RCN
y la excelente gestión del Ministerio (de Educación),
y esperar que su ejemplo cunda y se replique.”
.
Criterios necios
La plana. Por: Julio César Londoño.
EL PAÍS, Cali, Febrero 16 de 2009
… hay que aplaudir la generosidad de RCN
y la excelente gestión del Ministerio (de Educación),
y esperar que su ejemplo cunda y se replique.”
.
Criterios necios
La plana. Por: Julio César Londoño.
EL PAÍS, Cali, Febrero 16 de 2009
http://www.elpais.com.co/historico/feb162009/OPN/opi4.html
Desde hace dos años RCN viene organizando un gran concurso de cuento para los estudiantes colombianos. Por desgracia, entre los organizadores ha hecho carrera un criterio perverso: cuando el cuento es muy bueno, le ponen la etiqueta PP (posible plagio) y a la basura va a dar. Es como si un policía arguyera: lo maté por intento de sospecha. Está bien ponerle a un cuento extraordinario una alarma de plagio, pero si después de pasar por las manos de varios expertos ninguno es capaz de decir de dónde fue plagiado, el cuento debe ser premiado sin más vueltas. Si un muchacho de 15 años conoce algo que un equipo de adultos expertos desconoce, hay que premiarlo. Si la mamá le ayudó con la ortografía y un profesor le ajustó cierto detalle del argumento, ¿qué hay de malo en ello? Si a los escritores hechos y derechos nos ayudan los amigos, los editores y los correctores, ¿por qué negarle estos derechos un muchacho?
En un informe leído en la ceremonia de premiación del concurso de RCN, realizada en el marco del Hay Festival en Cartagena, un profesor de la Universidad Nacional señaló, entre las falencias recurrentes detectadas en los textos, que “los personajes no estaban bien elaborados”. Olvidó el profesor que los “personajes elaborados” son cosa de novelistas, no del cuento, una narración cuyo protagonista es el argumento y donde los personajes apenas están boceteados.
Otra perla relacionada con el mismo género. El Ministerio de Cultura está convocando “a un concurso de cuentos de tema libre donde el hilo conductor sea evidente y exista una unidad que dé forma a la colección”.
Ignoro quién inventó que los libros de cuentos deben tener unidad temática o estilística o lo que sea. Tal vez fue algún desempolvador de Aristóteles, cuya teoría de las tres unidades Shakespeare sepultó sin compasión hace cuatro siglos. Lo cierto es que cada cuento es una obra independiente, y exigirle que guarde algún tipo de relación con otros cuentos es tan absurdo como pedirle a un novelista que sus novelas tengan “un hilo conductor evidente”.
Claro que hay libros que guardan dicha unidad (no creo que se pueda encontrar mejor paradigma que El llano en llamas) pero son más numerosos los que la ignoran. En El aleph de Borges, demos por caso, conviven sin discordia cuchilleros, teólogos, príncipes y detectives; en Ritos, libro escrito por un señor que entendía de estas cosas, Julio Cortázar mezcló historias realistas con otras absurdas o fantásticas, asuntos graves con anécdotas triviales, técnicas ortodoxas con experimentos vanguardistas, y piezas magistrales como La noche boca arriba con fracasos tan aparatosos como Las fases de severo.
Es apenas normal que los libros del género no tengan unidad alguna porque sus autores escriben cuentos, no libros de cuentos, que son colecciones armados luego por el azar, el capricho de un editor, las exigencias del mercado o la prisa de un concurso. A un escritor se le ocurre que la lotería, por ejemplo, es un buen tema para cuento, se sienta y lo escribe; pero no se imagina uno a nadie diciéndose: voy a escribir un libro de historias de loteros esta noche.
Salvo estas objeciones, hay que aplaudir la generosidad de RCN y la excelente gestión del Ministerio (de Educación) , y esperar que su ejemplo cunda y se replique.
Desde hace dos años RCN viene organizando un gran concurso de cuento para los estudiantes colombianos. Por desgracia, entre los organizadores ha hecho carrera un criterio perverso: cuando el cuento es muy bueno, le ponen la etiqueta PP (posible plagio) y a la basura va a dar. Es como si un policía arguyera: lo maté por intento de sospecha. Está bien ponerle a un cuento extraordinario una alarma de plagio, pero si después de pasar por las manos de varios expertos ninguno es capaz de decir de dónde fue plagiado, el cuento debe ser premiado sin más vueltas. Si un muchacho de 15 años conoce algo que un equipo de adultos expertos desconoce, hay que premiarlo. Si la mamá le ayudó con la ortografía y un profesor le ajustó cierto detalle del argumento, ¿qué hay de malo en ello? Si a los escritores hechos y derechos nos ayudan los amigos, los editores y los correctores, ¿por qué negarle estos derechos un muchacho?
En un informe leído en la ceremonia de premiación del concurso de RCN, realizada en el marco del Hay Festival en Cartagena, un profesor de la Universidad Nacional señaló, entre las falencias recurrentes detectadas en los textos, que “los personajes no estaban bien elaborados”. Olvidó el profesor que los “personajes elaborados” son cosa de novelistas, no del cuento, una narración cuyo protagonista es el argumento y donde los personajes apenas están boceteados.
Otra perla relacionada con el mismo género. El Ministerio de Cultura está convocando “a un concurso de cuentos de tema libre donde el hilo conductor sea evidente y exista una unidad que dé forma a la colección”.
Ignoro quién inventó que los libros de cuentos deben tener unidad temática o estilística o lo que sea. Tal vez fue algún desempolvador de Aristóteles, cuya teoría de las tres unidades Shakespeare sepultó sin compasión hace cuatro siglos. Lo cierto es que cada cuento es una obra independiente, y exigirle que guarde algún tipo de relación con otros cuentos es tan absurdo como pedirle a un novelista que sus novelas tengan “un hilo conductor evidente”.
Claro que hay libros que guardan dicha unidad (no creo que se pueda encontrar mejor paradigma que El llano en llamas) pero son más numerosos los que la ignoran. En El aleph de Borges, demos por caso, conviven sin discordia cuchilleros, teólogos, príncipes y detectives; en Ritos, libro escrito por un señor que entendía de estas cosas, Julio Cortázar mezcló historias realistas con otras absurdas o fantásticas, asuntos graves con anécdotas triviales, técnicas ortodoxas con experimentos vanguardistas, y piezas magistrales como La noche boca arriba con fracasos tan aparatosos como Las fases de severo.
Es apenas normal que los libros del género no tengan unidad alguna porque sus autores escriben cuentos, no libros de cuentos, que son colecciones armados luego por el azar, el capricho de un editor, las exigencias del mercado o la prisa de un concurso. A un escritor se le ocurre que la lotería, por ejemplo, es un buen tema para cuento, se sienta y lo escribe; pero no se imagina uno a nadie diciéndose: voy a escribir un libro de historias de loteros esta noche.
Salvo estas objeciones, hay que aplaudir la generosidad de RCN y la excelente gestión del Ministerio (de Educación) , y esperar que su ejemplo cunda y se replique.
---
NoTiCa NTC ...: "Colombia cuenta"Libro. Primer Concurso Nacional de Cuento "Gabriel García Marquez" 2006/7 Ministerio de Educación Nacional - RCN Lanzado y presentado en Cartagena, HAY FESTIVAL, Enero 30, 2009
VER detalles del libro y de las versiones 1a. (video-foro) y 2a. del concurso, en:
+++
El jugador
Por: Juan Gabriel Vásquez
EL ESPECTADOR, Febrero 15, 2009
http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/juan-gabriel-vasquez/columna117988-el-jugador
ESTÁ BIEN: HABLEMOS DE JULIO Cortázar. Todo el mundo lo está haciendo por estos días. Uno va por ahí, desprevenido, y de cualquier esquina sale alguien hablando de Cortázar, llamándolo “el gran cronopio”, contando cuántas veces ha leído Rayuela según el tablero de dirección, recitando el capítulo del beso, hablando un poco en glíglico, diciendo “Queremos tanto a Julio” y haciéndole un guiño al de al lado, convencido de haber encontrado una referencia a la obra que a nadie se le había ocurrido antes.
Pero nada de eso le importa a Cortázar, cuyos buenos libros son tan buenos que sobreviven incluso a esos fetichismos. Esta semana Cortázar cumplió 25 años de muerto, y a mí, por lo menos, no se me ocurre otro muerto en la literatura latinoamericana que siga tan vivo entre sus lectores.
Hablando de Cervantes y Quevedo, Borges dijo una vez (cito de memoria y mal, sin duda) que a Quevedo se le admira de lejos, pero que de Cervantes podemos ser amigos. Pues esta semana el escritor peruano Fernando Iwasaki me dijo algo asombrosamente similar sobre Borges y Cortázar. No lo cito porque no recuerdo sus palabras, pero es verdad: uno es el padre de la literatura latinoamericana moderna, y el otro es siempre nuestro contemporáneo, un tipo con el cual intercambiamos libros. Cuando uno piensa en Borges piensa en un hombre viejo y ciego y apoyado en un bastón, una suerte de sabio de la montaña, nuestro propio Tiresias; cuando uno piensa en Cortázar, en cambio, piensa siempre en un hombre joven que juega con gatos y toca la trompeta y hace dibujos simpáticos en sus cartas, aunque ese hombre tenga setenta años y esté a punto de morir. La gente que lo conoció hablaba de su eterna juventud, de su pacto con el diablo, y eso, de alguna manera, está en sus libros.
A Cortázar lo sorprendía que Rayuela, la historia de un intelectual cincuentón escrita por un intelectual cincuentón, hubiera debido su éxito a los jóvenes. “Yo pensé que estaba escribiendo un libro para la gente de mi edad”, dijo. “Cuando apareció el libro la gente de mi edad no lo entendió”. A nosotros, en cambio, nos sorprende menos. Tal vez porque las fotos de Cortázar en 1963, año de publicación de Rayuela, son las fotos de un jovencito, casi un adolescente. Y tal vez porque, a diferencia de lo que pasó en 1963, ya no hay nadie que no entienda que Rayuela es una gigantesca mamadera de gallo. Y tal vez porque ahora es evidente el lugar que ocupa Rayuela en la obra de Cortázar, que es toda un solo juego: un juego serio, sí, pero es que así es como juegan los niños.
Así sucede en los libros anteriores (Historias de cronopios y de famas), y así también en los posteriores (Último round, Los autonautas de la cosmopista e incluso Un tal Lucas). Todos juegos, juegos elaborados y nada banales, pero juegos al fin y al cabo. Incluso en sus primeros cuentos fantásticos, que son su literatura más “literaria” o más “perfecta”, Cortázar apelaba a una cierta nostalgia: nostalgia de un mundo como el mundo infantil, donde existe el otro lado de las cosas, donde no todo es explicable por medio del positivismo racionalista. Y a veces se me ocurre que el pacto con el diablo fue ese: la capacidad de escribir una obra de una seriedad incuestionable que fuera, al mismo tiempo, una invitación a abrir la puerta para ir a jugar.
+++
Por: Juan Gabriel Vásquez
EL ESPECTADOR, Febrero 15, 2009
http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/juan-gabriel-vasquez/columna117988-el-jugador
ESTÁ BIEN: HABLEMOS DE JULIO Cortázar. Todo el mundo lo está haciendo por estos días. Uno va por ahí, desprevenido, y de cualquier esquina sale alguien hablando de Cortázar, llamándolo “el gran cronopio”, contando cuántas veces ha leído Rayuela según el tablero de dirección, recitando el capítulo del beso, hablando un poco en glíglico, diciendo “Queremos tanto a Julio” y haciéndole un guiño al de al lado, convencido de haber encontrado una referencia a la obra que a nadie se le había ocurrido antes.
Pero nada de eso le importa a Cortázar, cuyos buenos libros son tan buenos que sobreviven incluso a esos fetichismos. Esta semana Cortázar cumplió 25 años de muerto, y a mí, por lo menos, no se me ocurre otro muerto en la literatura latinoamericana que siga tan vivo entre sus lectores.
Hablando de Cervantes y Quevedo, Borges dijo una vez (cito de memoria y mal, sin duda) que a Quevedo se le admira de lejos, pero que de Cervantes podemos ser amigos. Pues esta semana el escritor peruano Fernando Iwasaki me dijo algo asombrosamente similar sobre Borges y Cortázar. No lo cito porque no recuerdo sus palabras, pero es verdad: uno es el padre de la literatura latinoamericana moderna, y el otro es siempre nuestro contemporáneo, un tipo con el cual intercambiamos libros. Cuando uno piensa en Borges piensa en un hombre viejo y ciego y apoyado en un bastón, una suerte de sabio de la montaña, nuestro propio Tiresias; cuando uno piensa en Cortázar, en cambio, piensa siempre en un hombre joven que juega con gatos y toca la trompeta y hace dibujos simpáticos en sus cartas, aunque ese hombre tenga setenta años y esté a punto de morir. La gente que lo conoció hablaba de su eterna juventud, de su pacto con el diablo, y eso, de alguna manera, está en sus libros.
A Cortázar lo sorprendía que Rayuela, la historia de un intelectual cincuentón escrita por un intelectual cincuentón, hubiera debido su éxito a los jóvenes. “Yo pensé que estaba escribiendo un libro para la gente de mi edad”, dijo. “Cuando apareció el libro la gente de mi edad no lo entendió”. A nosotros, en cambio, nos sorprende menos. Tal vez porque las fotos de Cortázar en 1963, año de publicación de Rayuela, son las fotos de un jovencito, casi un adolescente. Y tal vez porque, a diferencia de lo que pasó en 1963, ya no hay nadie que no entienda que Rayuela es una gigantesca mamadera de gallo. Y tal vez porque ahora es evidente el lugar que ocupa Rayuela en la obra de Cortázar, que es toda un solo juego: un juego serio, sí, pero es que así es como juegan los niños.
Así sucede en los libros anteriores (Historias de cronopios y de famas), y así también en los posteriores (Último round, Los autonautas de la cosmopista e incluso Un tal Lucas). Todos juegos, juegos elaborados y nada banales, pero juegos al fin y al cabo. Incluso en sus primeros cuentos fantásticos, que son su literatura más “literaria” o más “perfecta”, Cortázar apelaba a una cierta nostalgia: nostalgia de un mundo como el mundo infantil, donde existe el otro lado de las cosas, donde no todo es explicable por medio del positivismo racionalista. Y a veces se me ocurre que el pacto con el diablo fue ese: la capacidad de escribir una obra de una seriedad incuestionable que fuera, al mismo tiempo, una invitación a abrir la puerta para ir a jugar.
+++
La reina de Egipto
Por: William Ospina
EL ESPECTADOR, Febrero 15, 2009
http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/william-ospina/columna117997-reina-de-egipto
Por: William Ospina
EL ESPECTADOR, Febrero 15, 2009
http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/william-ospina/columna117997-reina-de-egipto
.
SIEMPRE ME EXTRAÑÓ QUE LA MÁS hermosa obra del arte egipcio estuviera en Berlín. Uno asocia a Egipto con Israel, con Grecia, con Roma, con Francia, hasta con Inglaterra, pero no con Alemania, aunque supongo que si nos sentáramos media hora a hablar con Diana Uribe, nos enteraríamos de los mil lazos que unen a esas dos naciones. Diana, por un raro milagro de la pasión y del estudio, tiene en su mente y en su corazón los reinos y los siglos.
Egipto es el más asombroso caso de fertilidad estética y cultural, y aunque ello parezca explicado por su antigüedad, casi todos los territorios del mundo nacieron al mismo tiempo, aunque en ellos se establecieron dioses distintos. Egipto no es sólo de los más fértiles, sino de los más saqueados.
Uno entra al Museo del Louvre y allí está todo Egipto. Terracotas y bronces y papiros y piedras y jeroglíficos y frisos y monumentos en abundancia impresionante. Años después de visitar sus galerías, algunos de sus escribas de barro todavía nos siguen mirando.
Ahora bien, cuando uno creía haber visto toda esa cultura, basta entrar al Museo Vaticano y, otra vez, allí está todo Egipto. Ánforas, textos, estatuas de piedra, momias y sarcófagos y miles y miles de ofrendas de metal con las efigies de Amon y de Anubis, de Horus y de Osiris, a veces amontonadas y casi superpuestas como mercancías en una feria. Quién no se siente satisfecho de su familiaridad con el mundo faraónico pero, de pronto, si la suerte lo lleva al Museo Metropolitano de Nueva York, allí está Egipto. Otra vez dioses y escribas y faraones, gansos y toros y halcones y frisos y estelas, incluso un templo enorme de varios milenios.
Y si un día la vida nos lleva a Londres y entramos al Museo Británico, allí está todo Egipto. Nadie había visto a Egipto todavía. Cántaros y vasos y papiros, y piedras cargadas de armoniosa escritura, y vitrinas y vitrinas llenas de objetos, no lejos de donde siguen sangrando acribilladas de flechas las leonas asirias, y sarcófagos que han salido de otros sarcófagos, como muñecas rusas. Nos conmueve su ritualidad y su refinamiento, la antigüedad de los inventos y la increíble perfección de los diseños: en el ya anticuado mobiliario inglés del siglo XIX, aquel mundo antiquísimo, aquel hormiguero de creaciones, es sobriamente actual, es eterno.
Y un día, por bendición de los dioses, uno va a Egipto, convencido de que sólo en aquel país saqueado, salvo por las pacientes pirámides que no fue posible llevarse, y por la pensativa esfinge que ve pasar los siglos con forma de arena, no encontrará más joyas del mundo faraónico. Pero ¡qué va!, allá está todo Egipto, y más copioso y más grande, las columnas enormes jaspeadas de signos, y río abajo ciudades de columnas que se abren arriba como lotos, y estatuas monumentales sentadas que siguen gobernando reinos que ya no existen, contemplando multitudes que ya son arena, y estatuas descomunales derribadas en una suerte de sueño lúcido, con los ojos abiertos, alargados por trazos rituales, faraones hieráticos rigiendo trigales y bandadas, y barcas ceremoniales al pie de las tumbas, y más pirámides erizando el desierto, sin contar las que todavía no emergen, y muros que cuentan historias.
En el Museo del Cairo, por fin hay un muerto rodeado por las joyas que a los otros les robaron los siglos. El adolescente Tutankamon, entre sudarios llenos de conjuros, rezos de colores que le cubrían hasta las plantas de los pies; y en los catafalcos de papiro los de madera, y adentro los de oro, y las joyas de plata y de piedras, escarabajos y aves y serpientes. Pero más allá, entre un círculo de yacentes horribles, reposa hace tres mil quinientos años Ramsés II; el rostro apergaminado, las facciones intactas de un dios oscuro, un mechón todavía en la frente, un diente asomando de los finos labios entreabiertos. Uno se inclina y piensa: “Cuando hace dos mil años Cristo niño llegó a este país huyendo con sus padres y buscando asilo, tú ya llevabas mil quinientos años dormido”.
Todo llegó y se fue, Alejandro y César, Persépolis y Roma, Cleopatra y Octavia, Bizancio y Córdoba, Mahomet y los Cátaros, Carlomagno y Merlín, y Francisco de Asís y Tomás de Aquino, y Colón y las carabelas y tropas de rapiña oscureciendo el mundo, y Carlos V y Shakespeare y Sancho Panza, y el Rey Sol y la Reina Luna y ejércitos coronados como estrellas, y Napoleón y Bolívar y Whitman y Hitler y dos guerras mundiales, el mundo se ha acabado cientos de veces y tú mientras tanto impasible, midiendo con tu sueño la eternidad. Uno está visitando el reloj que roe las estrellas.
Sin embargo, algo falta en Egipto. Y es ella. La esposa del primer hombre que concibió la idea extraña de un solo Dios. Sus artistas instauraron el realismo en el arte, la mirada que se enamora de lo visible, y fue ella el modelo de ese busto de piedra caliza donde acaso por primera vez se reprodujo un rostro verdadero.
Y es en Berlín donde está Nefertiti. Y esta semana vinimos a enterarnos de que no salió de su tierra por la vía de la guerra como los obeliscos de Napoleón, sino por medio del engaño erudito. Un arqueólogo astuto mintió que era un trozo de yeso sin valor, y la llevó a Berlín, sabiendo bien que llevaba un tesoro. Entrecerrando los ojos ante ella, uno tiene la sensación de que en ese rostro están todos los rostros femeninos del mundo, los que andan hoy por las calles y también los de ayer, y los de mañana.
Egipto puede estar en todas partes, pero ella, es indudable, debería estar en Egipto.
SIEMPRE ME EXTRAÑÓ QUE LA MÁS hermosa obra del arte egipcio estuviera en Berlín. Uno asocia a Egipto con Israel, con Grecia, con Roma, con Francia, hasta con Inglaterra, pero no con Alemania, aunque supongo que si nos sentáramos media hora a hablar con Diana Uribe, nos enteraríamos de los mil lazos que unen a esas dos naciones. Diana, por un raro milagro de la pasión y del estudio, tiene en su mente y en su corazón los reinos y los siglos.
Egipto es el más asombroso caso de fertilidad estética y cultural, y aunque ello parezca explicado por su antigüedad, casi todos los territorios del mundo nacieron al mismo tiempo, aunque en ellos se establecieron dioses distintos. Egipto no es sólo de los más fértiles, sino de los más saqueados.
Uno entra al Museo del Louvre y allí está todo Egipto. Terracotas y bronces y papiros y piedras y jeroglíficos y frisos y monumentos en abundancia impresionante. Años después de visitar sus galerías, algunos de sus escribas de barro todavía nos siguen mirando.
Ahora bien, cuando uno creía haber visto toda esa cultura, basta entrar al Museo Vaticano y, otra vez, allí está todo Egipto. Ánforas, textos, estatuas de piedra, momias y sarcófagos y miles y miles de ofrendas de metal con las efigies de Amon y de Anubis, de Horus y de Osiris, a veces amontonadas y casi superpuestas como mercancías en una feria. Quién no se siente satisfecho de su familiaridad con el mundo faraónico pero, de pronto, si la suerte lo lleva al Museo Metropolitano de Nueva York, allí está Egipto. Otra vez dioses y escribas y faraones, gansos y toros y halcones y frisos y estelas, incluso un templo enorme de varios milenios.
Y si un día la vida nos lleva a Londres y entramos al Museo Británico, allí está todo Egipto. Nadie había visto a Egipto todavía. Cántaros y vasos y papiros, y piedras cargadas de armoniosa escritura, y vitrinas y vitrinas llenas de objetos, no lejos de donde siguen sangrando acribilladas de flechas las leonas asirias, y sarcófagos que han salido de otros sarcófagos, como muñecas rusas. Nos conmueve su ritualidad y su refinamiento, la antigüedad de los inventos y la increíble perfección de los diseños: en el ya anticuado mobiliario inglés del siglo XIX, aquel mundo antiquísimo, aquel hormiguero de creaciones, es sobriamente actual, es eterno.
Y un día, por bendición de los dioses, uno va a Egipto, convencido de que sólo en aquel país saqueado, salvo por las pacientes pirámides que no fue posible llevarse, y por la pensativa esfinge que ve pasar los siglos con forma de arena, no encontrará más joyas del mundo faraónico. Pero ¡qué va!, allá está todo Egipto, y más copioso y más grande, las columnas enormes jaspeadas de signos, y río abajo ciudades de columnas que se abren arriba como lotos, y estatuas monumentales sentadas que siguen gobernando reinos que ya no existen, contemplando multitudes que ya son arena, y estatuas descomunales derribadas en una suerte de sueño lúcido, con los ojos abiertos, alargados por trazos rituales, faraones hieráticos rigiendo trigales y bandadas, y barcas ceremoniales al pie de las tumbas, y más pirámides erizando el desierto, sin contar las que todavía no emergen, y muros que cuentan historias.
En el Museo del Cairo, por fin hay un muerto rodeado por las joyas que a los otros les robaron los siglos. El adolescente Tutankamon, entre sudarios llenos de conjuros, rezos de colores que le cubrían hasta las plantas de los pies; y en los catafalcos de papiro los de madera, y adentro los de oro, y las joyas de plata y de piedras, escarabajos y aves y serpientes. Pero más allá, entre un círculo de yacentes horribles, reposa hace tres mil quinientos años Ramsés II; el rostro apergaminado, las facciones intactas de un dios oscuro, un mechón todavía en la frente, un diente asomando de los finos labios entreabiertos. Uno se inclina y piensa: “Cuando hace dos mil años Cristo niño llegó a este país huyendo con sus padres y buscando asilo, tú ya llevabas mil quinientos años dormido”.
Todo llegó y se fue, Alejandro y César, Persépolis y Roma, Cleopatra y Octavia, Bizancio y Córdoba, Mahomet y los Cátaros, Carlomagno y Merlín, y Francisco de Asís y Tomás de Aquino, y Colón y las carabelas y tropas de rapiña oscureciendo el mundo, y Carlos V y Shakespeare y Sancho Panza, y el Rey Sol y la Reina Luna y ejércitos coronados como estrellas, y Napoleón y Bolívar y Whitman y Hitler y dos guerras mundiales, el mundo se ha acabado cientos de veces y tú mientras tanto impasible, midiendo con tu sueño la eternidad. Uno está visitando el reloj que roe las estrellas.
Sin embargo, algo falta en Egipto. Y es ella. La esposa del primer hombre que concibió la idea extraña de un solo Dios. Sus artistas instauraron el realismo en el arte, la mirada que se enamora de lo visible, y fue ella el modelo de ese busto de piedra caliza donde acaso por primera vez se reprodujo un rostro verdadero.
Y es en Berlín donde está Nefertiti. Y esta semana vinimos a enterarnos de que no salió de su tierra por la vía de la guerra como los obeliscos de Napoleón, sino por medio del engaño erudito. Un arqueólogo astuto mintió que era un trozo de yeso sin valor, y la llevó a Berlín, sabiendo bien que llevaba un tesoro. Entrecerrando los ojos ante ella, uno tiene la sensación de que en ese rostro están todos los rostros femeninos del mundo, los que andan hoy por las calles y también los de ayer, y los de mañana.
Egipto puede estar en todas partes, pero ella, es indudable, debería estar en Egipto.
+++
ENTREVISTA
“Vamos a cambiar el país” . Ley de Ciencia y Tecnología
ENTREVISTA. El representante de Antioquia Jaime Restrepo Cuartas habló de la nueva Ley de Ciencia y Tecnología creada por él y la senadora Marta Lucía Ramírez.
Revista SEMANA, Sábado 14 Febrero 2009 http://www.semana.com/noticias-enfoque-principal/vamos-cambiar-pais/120765.aspx
Semana: ¿Para qué sirve la Ley que acaba de firmar el Presidente?
Jaime Restrepo Cuartas: Busca modificar el modelo productivo del país, hacia uno en el que la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías les dé valor agregado a todos los productos y servicios de nuestra economía. Además, creará nuevas empresas, mayor productividad y más empleo.
Semana: ¿Qué cambios plantea?
J.R.C.: Lo primero es que convierte a Colciencias en un Departamento Administrativo Nacional, con el que podrá coordinar las acciones e inversiones de ministerios y entidades públicas. Con 100.000 millones de pesos de las regalías se creará un capital semilla para promover la investigación, al que deben llegar los recursos de otras entidades y de cooperación.
Semana: ¿Cuánta plata va a manejar este Fondo?
J.R.C.: Este año manejará el 0,5 por ciento del Producto Interno Bruto, cerca de 1,5 billones. En 2010 se doblará y llegará a unos 3,5 billones de pesos al año y en 2019 deberá manejar 2 puntos del PIB.
Semana: ¿Y qué van a hacer para que esa plata se invierta bien?
J.R.C.: Desde hace años Colciencias viene construyendo una sólida comunidad científica y de investigación. Esta será fortalecida desde las regiones, pero sin duda Colciencias y el gobierno trazarán políticas y estrategias para promover la investigación en biotecnología, recursos naturales, biodiversidad; desarrollo de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC), ciencias sociales y humanas.
Semana: ¿Y sí hay quién investigue en Colombia?
J.R.C.: Hoy hay más de 3.000 grupos de investigación en Colombia, pero apenas en el país hay 2.400 doctores. Debería haber 8.000. Por eso, la tarea del Ministerio de Educación es formar 500 nuevos doctores por año en el próximo quinquenio, para llegar a los mismos niveles que tienen otros países de la región, como Chile.
Semana: ¿Y cómo hacer para que los hallazgos no se queden guardados?
J.R.C.: Porque a través del Consejo de Ciencia y Tecnología se crea una relación de universidad-empresa-Estado, en la que sin duda el mayor beneficiado va a ser el sector productivo. La ley acaba la enorme dispersión de recursos y esfuerzos que hay en esta materia en el país.
Semana: ¿Cree que con esta ley el país sí podrá crear conocimiento?
J.R.C.: Las condiciones están dadas. Es hora de que nosotros patentemos y les saquemos provecho a nuestros recursos, en vez de esperar que otros lo sigan haciendo. Una sola bacteria que se investigue puede traer nuevos conocimientos, usos y productos increíbles.
---
Uno de los comentarios:
Carlos Patiño Millán
¡Ay, de los ex comunistas del Moir cuando se vuelven uribistas!
“Vamos a cambiar el país” . Ley de Ciencia y Tecnología
ENTREVISTA. El representante de Antioquia Jaime Restrepo Cuartas habló de la nueva Ley de Ciencia y Tecnología creada por él y la senadora Marta Lucía Ramírez.
Revista SEMANA, Sábado 14 Febrero 2009 http://www.semana.com/noticias-enfoque-principal/vamos-cambiar-pais/120765.aspx
Semana: ¿Para qué sirve la Ley que acaba de firmar el Presidente?
Jaime Restrepo Cuartas: Busca modificar el modelo productivo del país, hacia uno en el que la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías les dé valor agregado a todos los productos y servicios de nuestra economía. Además, creará nuevas empresas, mayor productividad y más empleo.
Semana: ¿Qué cambios plantea?
J.R.C.: Lo primero es que convierte a Colciencias en un Departamento Administrativo Nacional, con el que podrá coordinar las acciones e inversiones de ministerios y entidades públicas. Con 100.000 millones de pesos de las regalías se creará un capital semilla para promover la investigación, al que deben llegar los recursos de otras entidades y de cooperación.
Semana: ¿Cuánta plata va a manejar este Fondo?
J.R.C.: Este año manejará el 0,5 por ciento del Producto Interno Bruto, cerca de 1,5 billones. En 2010 se doblará y llegará a unos 3,5 billones de pesos al año y en 2019 deberá manejar 2 puntos del PIB.
Semana: ¿Y qué van a hacer para que esa plata se invierta bien?
J.R.C.: Desde hace años Colciencias viene construyendo una sólida comunidad científica y de investigación. Esta será fortalecida desde las regiones, pero sin duda Colciencias y el gobierno trazarán políticas y estrategias para promover la investigación en biotecnología, recursos naturales, biodiversidad; desarrollo de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC), ciencias sociales y humanas.
Semana: ¿Y sí hay quién investigue en Colombia?
J.R.C.: Hoy hay más de 3.000 grupos de investigación en Colombia, pero apenas en el país hay 2.400 doctores. Debería haber 8.000. Por eso, la tarea del Ministerio de Educación es formar 500 nuevos doctores por año en el próximo quinquenio, para llegar a los mismos niveles que tienen otros países de la región, como Chile.
Semana: ¿Y cómo hacer para que los hallazgos no se queden guardados?
J.R.C.: Porque a través del Consejo de Ciencia y Tecnología se crea una relación de universidad-empresa-Estado, en la que sin duda el mayor beneficiado va a ser el sector productivo. La ley acaba la enorme dispersión de recursos y esfuerzos que hay en esta materia en el país.
Semana: ¿Cree que con esta ley el país sí podrá crear conocimiento?
J.R.C.: Las condiciones están dadas. Es hora de que nosotros patentemos y les saquemos provecho a nuestros recursos, en vez de esperar que otros lo sigan haciendo. Una sola bacteria que se investigue puede traer nuevos conocimientos, usos y productos increíbles.
---
Uno de los comentarios:
Carlos Patiño Millán
¡Ay, de los ex comunistas del Moir cuando se vuelven uribistas!
+++
En construcción. Sugerimos, además, ver: NTC … 296